El éxito de la empresa será la habilidad de estimular a todo el personal para que haga suyos los valores y objetivos, aportando su energía y creatividad para mejorarlos.
Matsushita Electrics es una gran compañía que hace algo más que dinero y que continuará haciéndolo. ¿El secreto? En nuestras dos entregas anteriores hablamos de los valores, principios y creencias de la empresa. Es impactante conocer que a base de este sistema de valores el personal aporta mucho más que mano de obra. Matsushita comprendió claramente que por el dinero que se le paga, la persona dará mano de obra; pero el espíritu de obra, el dar un poco más de lo que normalmente estamos acostumbrados a dar, la pasión por el trabajo bien hecho… eso se obtiene sólo cuando el personal posee valores. Analizando su sistema de valores espirituales y sus principios de operación, se puede llegar a comprender el por qué: en la cúspide de esta organización encontramos metas estratégicas que después serán logradas con la aplicación de principios operativos firmemente vigilados:
a) Responder a las necesidades de la sociedadb) Responder a los clientes
c) Responder a las necesidades de los directivos
d) Responder a las necesidades de los empleados
La vida, el palpitar diario de la organización, se encuentra regido por un grupo de principios operativos de los que seleccionamos los siguientes:
1. Autonomía. Muchas acciones se originan de este principio. La organización tiene muchas fábricas y cada una trabaja con absoluta autonomía. Así se elimina la lentitud en la que suele caer la magno-empresa. La unidad se mantiene por medio de un grupo de alta dirección y un control rígido sobre un pequeño número de variables. Se controla únicamente lo importante y se da absoluta independencia en la operación. Pero el elemento más importante para mantener la unidad es la forma como los líderes mantienen y difunden los valores de la empresa. Dentro del régimen de autonomía, Matsushita perdona a quien por ser creativo y autónomo se equivoca al intentar hacer cosas nuevas; pero no perdona la falta de lealtad a los valores.
Toda esta forma de actuar constituye un estilo de hacer las cosas para todo el personal: tienen una cultura propia. Esto ha sido posible gracias a la insistencia de Matsushita de inspirar e infundir que cada puesto de mando es un poderoso código de comunicación simbólica, mediante el cual se hace comprender a los colaboradores las cosas que son verdaderamente importantes.
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