lunes, 1 de agosto de 2011

Filosofia Organizacional, Matsushita (parte 2)



     La cultura corporativa basada en valores compartidos convierte a los colaboradores en seres independientes que visualizan cómo contribuir para el desarrollo de su organización.


En La publicación anterior se comenzó a hablar de los valores espirituales que han llevado a Matsushita Electrics (fabricante de marcas como Panasonic) a ser una de las empresas más grandes y reconocidas de la actualidad, habiendo iniciado operaciones con un capital de 50 dólares.  En el libro “El Secreto de la Técnica Empresarial Japonesa” se exponen algunos de los postulados básicos que explican el por qué las organizaciones japonesas han logrado tener grandes niveles de productividad y competitividad.   Continuando con el ejemplo de Matsushita, se exponen los siguientes principios, creencias y valores que, en palabras del propio fundador de la empresa, sirvieron como cimiento e impulso del crecimiento y consolidación de su organización.

Principios básicos de la empresa
Admitir nuestras responsabilidades como industriales, fomentar el progreso, promover el bienestar general de la sociedad y dedicarnos al desarrollo sostenido de la cultura en el mundo.

Credo del empleado
El progreso y el desarrollo solo pueden conseguirse  mediante el común esfuerzo y la colaboración de cada miembro de nuestra compañía. Por tanto, cada uno de nosotros siempre tendrá presente esa idea, mientras nos dediquemos al continuo mejoramiento de nuestra empresa.

Los siete valores “espirituales”
1.       La industria al servicio de la nación
2.       Honradez
3.       Armonía y cooperación
4.       Lucha por mejorar
5.       Cortesía y humildad
6.       Adaptación y asimilación
7.       Gratitud

Tomados muy en serio, estos valores forman un tejido espiritual muy resistente, ya que:

  1. Fomentan expectativas sólidas entre los empleados de la organización; en este caso,  una plantilla que abarca varios continentes;
  2. Permiten que una empresa de enorme complejidad y descentralizada asegure su propio futuro con inmejorables perspectivas;
  3. Comunican fuerza aun cuando fallase el mando operativo.

En pocas palabras, permiten que los colaboradores se dirijan a sí mismos. Cuando existe claridad de objetivos y de valores, el personal requiere muy poca o nula supervisión; visualizan cómo contribuir al desarrollo de la organización, y lo ponen en práctica.

Si comparamos Matsushita con el común denominador de nuestras empresas, será difícil encontrar muchas que hayan conservado su vitalidad inicial y logrado un desarrollo similar. Cualquier indagación acerca de cómo logró mantenerse Matsushita donde tantas caen, indudablemente deberá considerar su sistema de valores, como un ingrediente principal de su éxito, según lo dicho por su propio fundador.
 Continuará...

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