jueves, 4 de agosto de 2011

Claves para anticiparse a la sucesión de su empresa


Las empresas de toda la vida, ésas en las que sus fundadores han puesto todo su empeño en sacarlas adelante durante años, también pueden fracasar. Y no porque el negocio se derrumbe. Sino porque las disputas familiares pueden llevarse por delante toda su estructura. Es el «síndrome de Falcon Crest»: luchas que, en algunos casos, pueden llegar a ser fratricidas, en las que cada actor mira por sus intereses más que por los comunes.


Según los datos del Instituto de Empresa Familiar, el 65% de las empresas se quedan en la primera generación. Pero apenas un 25% llegan a la segunda; y sólo un 1% alcanzan la cuarta generación familiar. ¿A qué se debe este fracaso que se registra tanto en pequeñas sociedades como en grandes patrimonios? Básicamente, a una falta de previsión.


En los últimos años, algunos expertos indican que han notado «una mayor sensibilidad al otorgarle importancia a la formación en las sucesiones», explica Antonio Losada, director general de Deutsche Bank Private Wealth Management en España. Aunque hasta hace poco se esperaban a última hora antes de traspasar su empresa, «ahora se lo plantean con bastante antelación», indica Losada.


Para el responsable de Deutsche Bank, son cinco los pasos básico a seguir por cualquier empresario: educación, experiencias multidisciplinares, protocolo familiar, planificación patrimonial y seguimiento del proceso.


Un protocolo claro


En el ámbito de los protocolos (el documento que sirve como referencia para la organización de la sucesión), Antonio Losada recuerda que «cuando no tienen un nivel suficiente de concreción, suelen aparecer problemas». De hecho, lo más recomendable es hacer referencia a aspectos como el derecho de arrastre, que sirve para que las minorías no bloqueen operaciones;_lo relacionado con las partidas económicas (retribuciones, por ejemplo);_o precisa la política de dividendos que va a distribuir la compañía en cada momento.


Expertos autónomos


La incorporación de un experto independiente que organice la compañía también es básico, ante empresas donde se pueden suceder conflictos familiares. «El problema de muchas empresas es que no tienen la suficiente generosidad de miras, al no querer incorporar a un independiente, y el proceso se convierte en algo endogámico que lleva a muchas compañías a desaparecer», indica Antonio Losada. Un asesor de este tipo «ayuda a encontrar el equilibrio entre los intereses personales, patrimoniales y empresariales», según Óscar Coduras, de la Fundación Nexia.


Involucrar a los hijos

Una de las cuestiones más puntiagudas a las que se enfrentan los empresarios es involucrar a los suyos en la gestión futura de la empresa familiar. «A los hijos hay que darles el poder cuando son jóvenes, porque es en el momento en que tienen más ganas de involucrarse en la empresa», destaca Antonio J. Sánchez-Crespo, socio fundador del bufete de abogados Sánchez-Crespo.

Incluso, Antonio Losada apuesta claramente por que los sucesores «vivan experiencias ajenas a su empresa en otras compañías o sectores», explica. Algo que, indica, «es enriquecedor».


 


 


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