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El ITESM Puebla es la primera institución que desarrolla un modelo de incubación aplicado dentro de un Cereso
Carecer de su libertad y de recursos financieros no le impidió a Amador Arias convertirse en emprendedor. Él fue uno de los 3,173 reclusos que hoy habitan el Centro de Readaptación Social (Cereso) de San Miguel, en Puebla, pero pudo desarrollar un plan de negocios después de cumplir su condena por 13 años y un mes, acusado por delitos contra la salud.
Desde el 2008 el Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, a través del Instituto para el Desarrollo Social Sostenible (Idess), capacita a los reclusos de este Cereso en materia de administración de negocios con la finalidad de despertar en ellos la cultura emprendedora.
“Iniciamos con las clases de preparatoria en línea, pero al ver la necesidad de potenciar las habilidades y la experiencia de negocio que tenían los reclusos, hicimos la transferencia del modelo de incubación”, dijo Diana Guerrero, directora del Idess.
Hace un año que Amador Arias salió libre para iniciar por su cuenta un negocio de artesanías de madera.
“Mi plan es terminar la universidad y formar una empresa que emplee a la gente que vaya saliendo del reclusorio y ofrecer artesanías en madera, como cruces, portalibros, alhajeros, cajitas talladas y marcos en madera de cedro, nogal y caoba”, comentó el emprendedor de 35 años.
Actualmente, el Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, es la única institución que ha implementado este proyecto dentro de un Cereso, pues aplicarlo en otras partes de la República Mexicana ha sido difícil, ya que es necesario que los internos tengan acceso a computadoras conectadas a Internet y es complicado que las autoridades otorguen esos permisos, aseguró Guerrero.
“El mayor reto que hemos enfrentado es cambiar la mentalidad de los mismos presos, pues nosotros los tratamos como empresarios y así es como queremos que ellos se vean”, agregó.
Dicho programa de incubación es gratuito y consta de tres etapas: la preincubación, donde se les enseña a los alumnos a utilizar los programas básicos de Office, esta etapa tiene una duración de 10 meses como máximo; después sigue la incubación que dura cuatro meses, en la cual se les enseña a desarrollar sus ideas de negocio, saber cuál es su misión, visión y objetivos, posteriormente los reclusos pondrán en marcha su negocio ya estando fuera del Cereso, y la posincubación, el cual es el seguimiento que se les da a estos negocios para que sean sujetos de crédito.
“Desde el 2008 a la fecha se han asesorado a 41 emprendedores, de los cuales 18 han puesto en marcha sus negocios y siguen operando”, detalló.
Los internos que pueden participar en dicha iniciativa son seleccionados de acuerdo con su tipo de sentencia, pues deben tener dos años como máximo para terminar de cumplir con su condena, presentar una buena conducta y presentar un examen psicológico.
Los giros de empresas que hasta el Idess ha apoyado son negocios tradicionales como artesanías, relojerías, tortillerías, farmacias y fondas económicas. De acuerdo con Guerrero, 35% de las empresas que ha atendido en el Cereso de San Miguel sigue operando a la fecha.
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