viernes, 15 de julio de 2011

Siete cosas que tus trabajadores piensan pero no dicen

Todos usamos filtros, en especial cuando nos comunicamos con personas que están sobre nosotros en la cadena corporativa. Un empleado que dice a su jefe todo lo que piensa es un empleado pronto a ser despedido.

A veces un poco de restricción verbal es algo bueno, pero puede mantenerte alejado de lo que los empleados realmente piensan, y más importante, de lo que necesitan.

Asignar una tarea crítica a un empleado es una señal definitiva de respeto. Mientras más importante sea el proyecto y mayor sea el impacto si es que tiene éxito, o falla, mayor será el respeto implicado.

Como líder, es natural comunicar a los empleados como llevar a cabo una acción en particular. Después de todo, sabes lo que necesita ser completado y tienes ideas definidas acerca del cómo. Asigna un proyecto sin demasiada dirección o definición de pasos y los empleados instantáneamente sabrán que no solo respetas sus habilidades, sino que también confías en su creatividad y juicio. Sentirse respetado es grandioso; sentirse respetado y de confianza es espectacular.

Las estadísticas de esperanza de trabajo obtienen mucha atención. Por ejemplo, la persona promedio tiene una media de once trabajos entre los 18 y 44 años. Un hecho perdido en las estadísticas es que muchas personas no cambian de trabajo por más dinero, la mayoría deja un trabajo por una pobre relación con el jefe. No asumas que una alta rotación de empleados es un hecho. Descubre porque los empleados quieren irse y aborda esos problemas. Los trabajadores no revisan los anuncios de empleo a menos que les des razones. Pocas personas buscan la agitación y el estrés de comenzar un nuevo trabajo a menos que el antiguo sea terrible.

Esto es especialmente cierto en ambientes de producción pero se aplica en todas partes. El jefe se detiene a “hablar” monopolizando el tiempo del empleado. Ellos quieren que les hables pero tienen trabajo que hacer.

Hablar de temas no laborales es una buena manera de establecer una buena relación y una base para una relación personal, pero ¿qué hablas con alguien que no conoces bien? Muchos jefes tienden a hablar de sí mismos y esto es una mala jugada. A los empleados, en especial a los nuevos, no les interesan tus hijos, tus pasatiempos o tus planes de vacaciones. Preferirían saber cómo se están desempeñando.

Preguntas del estilo de ¿cómo está la familia? o ¿algún plan para el fin de semana? son claramente forzadas, al menos para el empleado. Eso es especialmente cierto en lo que a los trabajadores antiguos se refiere. Si con el tiempo no puedes llegar a conocer a una empleado lo suficientemente bien como para tener conversaciones con sentido, no lo intentes. Mantente en los asuntos relacionados al trabajo. Piénsalo de esta forma: Pon el mismo esfuerzo en conocer a tus empleados que el que pondrías para conocer a un cliente clave y estarás bien.

A los empleados se les paga por hacer un trabajo. Las gracias vienen en la forma de un cheque. Cierto pero incompleto. Encuentra razones específicas para agradecer lo que hacen. Busca logros, sin importar cuan pequeños sean y expresa tu aprecio. “Gracias por quedarte unos minutos tarde ayer”. “Gracias por resolver el problema de hacer el envió a tiempo”. “Gracias por hacerme saber del problema con la base de datos”. Decir gracias es fácil, y es una buena manera de comenzar una conversación.


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