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Es frecuente en estos momentos encontrar los mercados de casi cualquier producto colapsados o saturados de distintas marcas, precios, variedades, etc. Son muy pocas las empresas que pueden decir que son innovadoras y únicas en el sector, por eso la estrategia a seguir de todo negocio es la diferenciación del resto competidores.
La manera que tienen las empresas de lograr esa diferenciación,que les permita posicionarse como empresa líder y ser la elegida de los clientes tanto existentes como potenciales, es el marketing.
Toda empresa que hoy en día se precie y tenga un tamaño o una importancia notable cuenta con un departamento de marketing que llevará a cabo sus dos principales áreas: el marketing estratégico y el marketing mix.
El marketing estratégico se encarga de analizar todas las oportunidades y las amenazas que ofrece un mercado antes de lanzar un producto, es decir, necesidad de ese producto entre los consumidores, perfil de los compradores, competencia, barreras legales, etc.
El marketing mix son las estrategias de marketing que se realizan en función de los cuatro puntos más importantes de una organización: producto, precio, distribución y comunicación.
Según el marketing, los miopes suelen ser los directivos de las empresas o los que se encargan de tomar las decisiones relacionadas con el producto o bien lo creadores del mismo.
Un directivo es un miope de marketing cuando tiene la certeza de que su producto es el mejor del mercado, el único o el indispensable y por ello decide comercializarlo sin atender al resto de aspectos fundamentales.
De esta forma la estrategia que está siguiendo se orienta al producto y no al mercado. Se puede exaltar las beneficiosas y maravillosas cualidades del producto, pero si nuestros posibles clientes no lo necesitan el negocio será un fracaso.
Para evitarla lo mejor es ser un poco modestos y concienciarnos de que tener un buen producto no garantiza el éxito.
Hay que cambiar el punto de vista desde la necesidad del consumidor al producto para satisfacerla en vez de un producto que hay que vender a los consumidores.
Es muy importante analizar la competencia y buscar todos aquellos productos que de alguna manera u otra son sustitutivos del nuestro, encontrando los puntos débiles y convertirlos en puntos fuertes para nuestro beneficio.
El producto debe evolucionar con el cliente, adaptándose a la necesidades de cada momento e intentar adelantarse.
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